Totalmente imprescindibles en mi cocina, es difícil ver un plato que de una u otra manera, no lleve cebollas. Contigo pan y cebolla.
Las cebollas las podemos plantar durante todo el año, aguantan bien todo tipo de temperaturas, obviamente su crecimiento se ralentiza en el invierno, por la falta de horas de sol.
Nosotros semillamos en tierra, ya que hemos comprobado que la pequeña cebolla, aunque más lento, crece con más fuerza y a diferencia de las plantas de vivero, que con el trasplante ralentizan el crecimiento, éstas no lo sufren tanto y soportan mejor las inclemencias.
Las cebollas que con el paso del tiempo envejecen y comienzan a verdear, las enterramos de nuevo en tierra, previo a un aporte de energía a base de agua y abono y con ello conseguimos primero, calçots, luego cebolletas y finalmente cebollas.
También podemos conseguir cebollas nuevas, si al consumir las viejas nos quedamos con un centímetro de ellas, justo en la parte de la raíz y las mantenemos un tiempo en agua con abono.
Allium cepa, comúnmente conocida como cebolla, es una planta herbácea bienal perteneciente a la familia de las amarilidáceas. Es la especie más cultivada del género Allium, el cual contiene varias especies que se denominan «cebollas» y que se cultivan como alimento. Ejemplos de las mismas son la cebolla de verdeo (Allium fistulosum), la cebolla escalonia (Allium ascalonicum) y la cebolla de hoja o ciboulette (Allium schoenoprasum).
El bulbo de la cebolla está compuesto por células que tienen un tamaño relativamente grande y poseen formas alargadas u ovaladas. Dichas células se encuentran unidas entre sí por una sustancia llamada pectina.
La cebolla se sitúa entre las primeras plantas cultivadas. Su origen se sitúa en Asia Central. Más certeza se tiene en su entrada europea por los griegos y romanos.