El entorno
El entorno

El entorno

Tras la crisis económica nos recibió un valle alimentado por un río y protegido por pinares de montaña baja, en la Terra alta. 

Ibero
Restos del poblado íbero

Los primeros vecinos

Los primeros vecinos fueron los íberos, que escogieron para vivir un alto escarpado a unos cuatrocientos metros de altitud, con toda seguridad buscando la seguridad frente a depredadores animales ó humanos.

Los que vinieron después

Los templarios construyeron aquí una torre que seguramente defendía los viñedos que todavía hoy la circundan. Los pillines sabían de la bondad de estas tierras para los buenos caldos.

…Y después de después

Mucho tiempo después queda un pueblo rural de poco mas de doscientos habitantes, gente amable y de buen carácter dedicada a la agricultura, sobre todo frutales, viñedos, olivos y almendros. Sus escapes naturales son la huerta y la caza, sobre todo jabalíes, conejos ó cabras montesas, además de no perderse la oportunidad de una buena fiesta.

mudefer
Restos del castillo templario

Años atrás Mari y yo montábamos una tienda de campaña dentro de la caja de un camión, para pasar una noche fría de invierno en la finca. Habíamos hecho un fuego de leña, protegido por unas grandes piedras y sobre un trípode de hierro, preparamos un caldo calentito, que tomamos acompañado de vino tinto de la zona. Las estrellas nunca fueron tan brillantes y el calor del fuego nos amparaba de la brisa helada, todo muy romántico, como una segunda luna de miel. Nos metimos bajo toneladas de mantas y no pasamos nada de frío. Hasta las tres de la madrugada, que nos despertó el sonido estridente de la persiana de la caja del camión, y una potente y cegadora linterna, al mismo tiempo que la voz de dos Mossos de escuadra, pidiéndonos la documentación. De película, increíble pero cierto, tuvimos que enseñarles hasta la escritura de la finca. Cuando se convencieron de que todo estaba bien, se despidieron muy amablemente disculpándose y a nosotros todavía nos dio tiempo a dormir un par de horitas, antes de que un millón de pajaritos decidiera despertarnos.

Los días siguientes los ocupamos en organizarnos y comenzar a construir un pequeño refugio con las piedras que arrancábamos del terreno y el barro de tierra y agua, a modo de argamasa. Al mismo tiempo limpiábamos el terreno, para hacer un pequeño huerto. En esto hubiesen podido ayudarme mis padres, ya que toda la vida trabajaron la tierra, pero a falta de esa ayuda, intentaba fijarme en los huertos de los vecinos y seguir sus indicaciones. Las primeras cosechas fueron muy limitadas, parece que la falta de abono y lo poco trabajada que estaba la tierra fuese la causa, porque a partir de disponer de abono de las gallinas, la cosa mejoró y cuando pasamos a tener ovejas, mucho mejor. Lo de las ovejas es otra historia, porque compramos una oveja preñada, con la intención de tener carne de cordero y cuando nació la ovejita le pusimos de nombre blanquita, jugamos con ella, y paso de ser carne de cordero, a parte de la familia, al igual que los pollos y los conejos. Yo mientras tanto trabajando para todos, a cambio de caca. La que estaba en su salsa era Michu michu, el campo estaba infestado de topillos y ratones y ella resulto ser una gran cazadora, cazaba para ella y cazaba para nosotros, de vez en cuando aparecía con un topillo, nos llamaba y lo dejaba para que lo comiésemos.

20230301_170414
Vistas de la finca
IMG_9890
Pasando el rato
20230-4
Plantando patatas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *